Curiosas anécdotas protagonizadas por diferentes colectivos de personajes famosos (filósofos, matemáticos, pintores y físicos), hoy le toca el turno al gremio de la monarquía.
Fidelidad religiosa

Teodorico, octavo rey de los Godos, profesaba una gran devoción hacia la religión arriana. Su primer ministro y hombre de confianza, por el contrario, era católico, pero para agradar a su señor se convirtió al arrianismo.
Al enterarse de este acto, Teodorico, mandó ejecutarlo. Al ser preguntado del porqué, el monarca respondió:
- Si ha sido capaz de traicionar a su Dios, no tardará en traicionarme a mí
Fiel amigo
Alejandro Magno tenía una amistad fraternal con su médico personal Filipo de Acarnania, al que conocía desde niño.
En cierta ocasión, en la que el monarca había enfermado y requirió la presencia del galeno, fue advertido de que Filipo se había vendido al enemigo y que, muy probablemente, lo envenenaría.
De todos modos quiso que lo visitase y se bebió lo que le preparó el médico. Tras esto, Alejandro Magno dijo:
- Prefiero morir a desconfiar de mis amigos
El final del culebrón

Antonio Flores, el autor, recibió en cierta ocasión una nota de la monarca en el que le exigía que le entregará un manuscrito de la obra, para así ser la primera en conocer el final.
Muy cortesmente, éste le contestó:
-Majestad, lamento no poder complaceros, pero ni siquiera yo tengo idea de cómo voy a salir del enredo que he tramado. Eso sí, en cuanto lo averigïe os lo comunicaré de inmediato
El tamaño sí importa

- La espada del Rey no pasa de ser una simple navaja
Incendio en el Palacio Real

Felipe III era un gran admirador de Tiziano y al enterarse del incendio preguntó:
- ¿Se ha quemado la Venus de Tiziano?
Le respondieron que afortunadamente no había quedado dañada. El monarca añadió:
- Pues lo demás no importa, ya se volverá a hacer
Escepticismo médico

-Decidme, sinceramente, doctor ¿de cuántos pacientes lleva su muerte en la conciencia?
A lo que el galeno respondió:
-De unos trescientos mil menos que Vos, Majestad
Nota real

Aprovechando una visita a Londres, la reina Luisa de Suecia decidió hacer una escapadita por la ciudad para visitarla. Salió de ”excursión” sin escolta ni documentación y durante su visita un autobús estuvo a punto de atropellarla.
Así que se colgó una nota en el bolso, por si le pasaba algo, que decía:
«Soy la reina de Suecia»
Grande como los hoyos
Al rey Felipe IV le gustaba que le llamasen “el Grande”.Tras la pérdida de Portugal, el siempre ingenioso Duque de Medinaceli dijo en cierta ocasión:
-A Su Majestad le pasa como a los hoyos, que cuanta más tierra pierden, más grandes son.
La Reina María y la galleta para perros

En una fiesta celebrada en los jardines del Palacio de Buckingham, la princesa Isabel le entregó a su abuela una galleta para perros para que ésta se la diese a uno de los Corgi Galeses que tenía la niña. Eso puso de mal humor a la Reina María, que no pensaba darle la galleta al can y no sabía como deshacerse de ella.
Junto a ella se encontraba el arzobispo de Canterbury y se la dio a él para que éste se la entregase al perro.
El arzobispo cogió la galleta para perros, sonrió con gratitud a su majestad y, creyendo que era una pastita de té, se la introdujo en la boca.
Decreto efectivo

Durante el reinado de Luis XV de Francia se puso de moda el que las damas condujesen una pequeña carroza por las calles más frecuentadas de París, y carentes como estaban de experiencia atropellaban a muchas personas. El rey se preocupó por ello y llamo al Conde de D’Argenson, Teniente General de la policía, para que tomase las medidas necesarias para evitarlo.
-Señor, dejadme hacer a mí
Al día siguiente publicó un decreto que prohibía a las mujeres guiar caballos a no ser que su edad fuese superior a treinta años. El éxito fue milagroso, ninguna mujer quiso confesar que tenía más de treinta años y la moda desapareció.
El precio de un jardín privado

-Señor, sólo una corona
El rey comprendió la indirecta y el proyecto no pasó de ahí.
La opinión de la reina Victoria

-No pienso ocuparme de lo que el ministro opine de mí; lo que debe importarle es lo que opine yo de él
Mejor con el enemigo
Carlos I de Inglaterra, perseguido por las tropas de Cromwell, se refugió en Escocia, pero los escoceses le vendieron al enemigo por dos millones.Cuando lo supo el rey prisionero, exclamó:
-Es mejor estar con los que me han comprado que con aquellos que me han vendido
Plantando cara

El rey polaco respondió simplemente:
-Mandad los soldados que queráis, encontraremos tierra para enterrarlos a todos
El vino de Luis XIV
Cada vez que salía de caza, el rey Luis XIV mandaba llevar consigo 40 botellas de vino, las cuales no solía beberse y que acababan siendo consumidas por sus criados.Un día tuvo sed y pidió un vaso de vino.
-Se acabó, majestad- le contestó su ayudante
-¿Pues no se traen las 40 botellas que he mandado?
-Sí, señor, pero…
-En lo sucesivo- concluyó el rey -que se traigan 41, para que haya una para mí